Latinoamérica ha visto un rápido crecimiento en los sistemas de pagos rápidos (FPS), también conocidos como pagos digitales inmediatos. Esta tecnología se ha consolidado como una herramienta clave para alcanzar objetivos de política pública, fomentando la inclusión financiera, reduciendo costos de transacción e impulsando la actividad económica. Hasta la fecha, 15 países de la región han adoptado FPS, con casos destacados como Pix en Brasil y SINPE Móvil en Costa Rica.
El Banco de Pagos Internacionales (BIS) analiza el impacto de estos sistemas en su reciente estudio, abordando temas cruciales para el desarrollo de la región. En primer lugar, los pagos digitales impulsan la inclusión financiera al incentivar el uso de cuentas transaccionales, reducir costos asociados al efectivo y generar datos que facilitan el acceso al crédito. En Perú, billeteras digitales como Yape han permitido que personas no bancarizadas accedan a servicios financieros, mejorando su salud financiera.
En segundo lugar, el estudio destaca los roles de los bancos centrales en los FPS: operadores, reguladores y catalizadores. Ejemplos como Pix en Brasil y SPEI en México muestran cómo estas entidades lideran la modernización de los sistemas de pago. No obstante, enfrentan desafíos significativos como el fraude y la protección del consumidor, lo que exige estándares de seguridad más robustos.
La interoperabilidad es otro eje clave. Países como Colombia y Perú han adoptado regulaciones que permiten la conexión entre plataformas, mejorando la competencia y la experiencia del usuario. Además, iniciativas transfronterizas como SIPA (Sistema de Pagos de América) facilitan pagos entre varias jurisdicciones, integrando diferentes sistemas de pago para una mayor eficiencia y alcance. Sin embargo, persisten retos en zonas rurales debido a la falta de infraestructura y los altos costos asociados a la implementación de estas tecnologías.
Finalmente, los servicios de valor agregado (SVA), como códigos QR y alias, están transformando los sistemas de pago. Estas herramientas no solo mejoran la experiencia del usuario, sino que también complementan los sistemas tradicionales. El caso de Pix demuestra cómo estas funcionalidades potencian el crecimiento financiero, subrayando la necesidad de colaboración público-privada para maximizar su impacto.
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