En 2025, el ecosistema de finanzas en Latinoamérica promete una transformación significativa, impulsada por avances en la regulación de Open Finance y un creciente compromiso de las instituciones para democratizar el acceso a servicios financieros. Esta evolución está marcada por las lecciones aprendidas de regiones como Europa con la PSD2 y los desarrollos en mercados más maduros como el Reino Unido.
En países como Brasil, México y Colombia, los reguladores han dado pasos importantes hacia la implementación de marcos normativos para Open Finance. Por ejemplo, Brasil lidera con su iniciativa de Open Banking, que en 2024 se expandió para abarcar Open Finance, permitiendo el intercambio de datos no solo bancarios, sino también de seguros y pensiones. En México, la Ley Fintech establece las bases para la interoperabilidad entre entidades financieras, aunque todavía enfrenta retos en la implementación de estándares claros.
La gobernanza eficaz será crucial para garantizar la seguridad y el cumplimiento normativo. En 2025, se espera que los países de la región adopten esquemas de gobernanza robustos que incluyan:
Si bien la regulación es un componente fundamental, la adopción de Open Finance también depende de la confianza del consumidor y la preparación tecnológica de las instituciones financieras. En 2025, se proyecta un crecimiento exponencial en el uso de APIs abiertas, facilitando servicios personalizados como:
El manejo responsable de los datos financieros será un tema crítico. En Latinoamérica, donde las legislaciones de protección de datos como la Ley General de Protección de Datos en Brasil (LGPD) están en pleno desarrollo, la colaboración entre reguladores y el sector privado será esencial para crear confianza y evitar el mal uso de la información.
La promesa de Open Finance en la región radica en su capacidad para cerrar la brecha de inclusión financiera. En un contexto donde millones de personas todavía no tienen acceso a servicios bancarios, el intercambio de datos puede facilitar la creación de productos adaptados a las necesidades locales, promoviendo la equidad y el desarrollo económico.
En 2025, Latinoamérica podrá consolidarse como un referente en Open Finance al equilibrar la innovación tecnológica con una regulación y gobernanza adecuadas. La colaboración entre entidades financieras, startups y reguladores será clave para transformar el panorama financiero y generar un impacto positivo en millones de personas. Este año representará un punto de inflexión hacia un sistema más abierto, inclusivo y eficiente.