Hablar de los cambios que trajo 2020 ya es cosa del pasado. Desde este 2021 y hacia adelante, nos toca entender, reconocer y acompañar los cambios que ya se impusieron y que vinieron a mejorar nuestras vidas como consumidores a través de adaptaciones y creaciones tecnológicas que nos ofrecen seguridad, velocidad e higiene.
¿A qué me refiero? A que cada vez más nos va a suceder que al momento de pagar en comercios o restaurantes ya no vamos a tener que introducir o deslizar nuestro medio de pago por un dispositivo (POS o terminal), sino que alcanzará con acercarlo. En algunos casos ni siquiera será necesario sacarlo de la billetera porque estará cargado en nuestro teléfono móvil y con escanear un código QR o recibir un link de pago, el proceso de pago comienza y la interacción con otras personas o aparatos se vuelve casi imperceptible, cuando no inexisten- te. Este tipo de interacción que se veía como “magia” en los parques de Disney donde un visitante con solo portar una pulsera podía acce- der a los parques y comprar recuerdos en las tien- das, es ahora parte de la nueva realidad de los medios de pagos y empieza a expandirse a ritmo acelerado.
Este fenómeno de convergencia entre el mundo de pagos de tarjeta presente y el de pagos con
tarjeta no presente abre un gran abanico de oportunidades, y es allí donde quiero detenerme.
¿Por qué hablamos de convergencia entre los mundos de pago con tarjeta no presente y tarjeta presente?
Porque utilizo el mismo formato de pago tanto cuando estoy comprando desde mi casa en una tienda online, como cuando estoy físicamente en la tienda y utilizo un código QR, un link de pago, medidas biométricas u otro método para generar el pago. Lo que estamos viendo es que, si bien todavía podemos hablar entre la diferencia de pagos con tarjeta y pagos sin tarjeta, empieza a existir una forma de utilizar la tecnología que puede llegar a hacer que se reemplace el concepto de tarjeta por el de cuenta. Esta utiliza diferentes interfases de pago, como puede ser una tarjeta física o virtual, un wearable (típicamente un aparato electrónico que llevamos con nosotros, en forma de una prenda de ropa, un reloj, una pulsera u otro artículo y que, en la mayoría de los casos, es una extensión de las funciones de nuestro smartphone), una app u otras interfases adicionales, ligadas todas a una misma única cuenta.
Cambios de uso
Antes y durante la pandemia del COVID-19, se alentó el uso de tarjetas de prepago o de débito, trayendo como consecuencia la disminución en el uso de la tarjeta de crédito como método de pago. Ahora estamos comenzando a ver cómo esto se revierte y nuevamente empieza a ganar protagonismo la tarjeta de crédito (financiación). Este cambio puede verse como una respuesta natural a las medidas de cuarentena y bloqueo que hubo (y todavía hay) en muchos países, en los cuales la población sintió que “se estaba perdiendo de hacer cosas” como, por ejemplo, viajar. La gente vuelve a consumir más para poder vivir mejor y recuperar lo que perdió durante el confinamiento obligatorio. Ahora bien, ¿cómo van a introducirse los pagos a partir de ahora? Hoy en día la tarjeta o el plástico es multimodal, trae el chip y la banda magnética, y es cada vez más contactless. Es muy probable que, por un tema sanitario, muchos de los cajeros o individuos que recibe los pagos no toquen las tarjetas de los clientes, y por eso el contactless es el primer paso hacia esa convergencia. Al usar terminales de auto pago o auto cobro, por ejemplo, en los supermercados desaparece la interacción con quién recibe el pago o la tarjeta, y eso va a llevar a que los dispositivos empiecen a modificarse y tal vez a futuro no requieran traer el lector de chip, por ejemplo. Otra tendencia que ya se está viendo es que, en muchos casos, ya no se requiere una firma para validar la identidad del dueño que paga con una tarjeta de crédito; todavía hay muchos lugares donde la firma se requiere, pero su uso ha disminuido y cada vez más, las tarjetas de crédito, en lugar de requerir firma, utilizan PIN.
En Europa, la aceptación de un pago mediante tarjeta de crédito sin el requerimiento de una firma es una práctica habitual desde hace muchísimos años, pero en las Américas todavía no es tan común, excepto por Brasil y algunos países de Centroamérica. En el corto y mediano plazo se va a cambiar la solicitud de la firma por la solicitud de un PIN o una medida biométrica. Incluso, en algunos casos como, por ejemplo, en transacciones de montos muy bajos donde el emisor de la tarjeta tiene la tecnología para automáticamente detectar si el pago está dentro de patrones de uso y pago de sus clientes o no, no se requerirá ningún método de verificación de identidad al momento de pago. En esos casos, los emisores pueden optar por hacer una integración, una autorización basada en riesgo donde empiezan a asomar también los sistemas de seguridad conectados en tiempo real para ayudar en este tipo de validaciones e indicar si, por las características de la transacción, se debe pedir o no un PIN, o integrar sus aplicaciones o unas medidas biométricas. Y aún más, como una medida adicional se puede llegar a colocar el PIN y/o medida biométrica en el propio dispositivo del usuario y no en el dispositivo del comercio o tienda.
Traspasando fronteras
En cuanto a la integración con el mundo digital, no debemos olvidar las aplicaciones como Google Pay, y Samsung Pay, que son billeteras móviles en las que yo registro/almaceno una versión digital de mi tarjeta en mi teléfono móvil, y mi tarjeta es usada desde el teléfono utilizando un mecanismo contactless. Es lo que se conoce como “bring your own device”, donde se utiliza el teléfono para pagar con la tarjeta que coloqué en la aplicación de un tercero. Muchas veces esto viene de la mano de las instituciones financieras, pero también están empezando a aparecer empresas que lo que hacen es darte un wearable, donde se carga la información de la tarjeta en la billetera móvil, y ésta se conecta al wearable. Entonces ahí mejora la experiencia de pago, en la reducción de la fricción y el contacto, porque con solo acercar el wearable al dispositivo o caja se realiza el pago. En la misma línea, podemos hablar de card on file, un tipo de transacción que ya tenemos interiorizado en el mundo de los pagos recurrentes.
¿A qué se refiere este término de card on file?
Se refiere a los datos de la tarjeta que guardamos en una app o billetera móvil y que nos permiten
hacer pagos sin necesidad de introducir el medio de pago ni ninguna otra información cada vez que lo usamos. Hay una diferencia entre lo que sería, por ejemplo, pagar una suscripción recurrente a un servicio, o el uso de un servicio con la correspondiente activación cada vez que se usa o consume. En ambos casos, previamente se debieron cargar los datos del medio de pago, y estos quedaron guardados. Pero, hay una diferencia entre el mundo de lo que son los pagos recurrentes fijos, como lo puede ser una suscripción de streaming, y los servicios que son consumidos a demanda, como una orden a un restaurante a través de una app. En el segundo caso la experiencia de pago desaparece, porque el pago está implícito dentro de la aplicación; es decir, el consumidor no utiliza la tarjeta cada vez que hace una orden, porque alcanzó con haber cargado los datos de la tarjeta la primera vez al descargar la misma o hacer la primera orden, y esto es algo que se va a mover hacia las tiendas físicas. El caso más extremo de todos es el de Amazon y las tiendas con reconocimiento facial.
Hay un método de pago que todavía no hemos analizado, y que claramente también es la conver- gencia entre tarjeta presente y tarjeta no presen- te, que es el de los pagos con QR. Realmente lo estamos viendo en todos lados, se está expandiendo, y acá lo particular es que no es una tecnología nueva, es una tecnología que ya tiene bastante tiempo, pero la pandemia nos empujó a que justamente podamos usarla tanto con billeteras móviles para colocar diferentes formas de pago, que pueden no ser tarjeta, como mecanismo para disminuir el contacto, delegando la interacción de pago a la billetera. En China, por ejemplo, los pagos a través de aplicaciones representan más del 80% de los pagos totales, y se dan tanto con tarjeta presente como con tarjeta no presente.
Incluso, en Puerto Rico, los pagos a través de ATH Móvil® con código QR han superado las expectativas, con una adopción de la app por más de 1.500.000 usuarios en la isla.
De nuevo, vemos que se empiezan a borrar las fronteras y la tecnología cada vez más es el aliado de todo el proceso de transformación no solo a nivel de las tarjetas, sino también en lo que tiene que ver con el concepto de cuenta como tal. Por ejemplo, los bancos centrales en Brasil están con el Pix, en México está el CoDi, en Uruguay también empiezan a darse las transferencias instantáneas, y todo esto viene de la mano de la innovación que aportan las fintechs, como Evertec, al sector. Hay un mundo nuevo de pagos y de aceptación de pagos que se viene gracias a los cambios generados por la pandemia y a la evolución natural de lo que ha sido la tecnología hasta el momento, y en Evertec venimos acompañando estos cambios y creando servicios y soluciones que se adapten a estos nuevos tiempos, tendencias y que ofrezcan además de practicidad, seguridad y eficiencia en un nuevo mundo de pagos.