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¿Cuánto vale un Bitcoin?

¿Cuánto vale un Bitcoin?

2021-06-08

“Bueno, pero… ¿Y cuál debiera ser el precio del Bitcoin?” es una de las preguntas que más escucho cuando hablo con personas ligadas al sector financiero. Y, sin duda, también se lo preguntan muchos al ver este activo como una nueva posibilidad de inversión y quieren saber si el precio actual corresponde con las características que posee.

Pero dar respuesta a la anterior pregunta no es fácil ya que, al ser Bitcoin (y las criptomonedas en general) un activo con propiedades inéditas, los marcos de valoración tradicionales no funcionan. Sólo como ejemplo: no sirve considerar a Bitcoin como una acción —  ya que no entrega dividendos y no hay empresa alguna ni estados de resultados —  así como tampoco sirve pensar en Bitcoin como una moneda de un país, ya que no hay producto interno bruto, balanza comercial o conceptos similares.

Sin embargo, y mientras se encuentra un marco de trabajo que permita valorar a las criptomonedas de manera más certera, podemos recurrir a la idea de que el precio de un activo en el largo plazo depende de las características intrínsecas del bien transado. Si consideramos esto, entonces resulta interesante analizar las propiedades y propuestas que ofrece este activo para entender mejor su valor a la luz de sus diferencias (e innovaciones) respecto de los instrumentos financieros tradicionales.

A continuación, presento algunas de las propiedades de este nuevo tipo de dinero, que, en mi opinión, representa la revolución digital más importante luego de la creación de internet.

El primer activo digital escaso

Bitcoin, a diferencia de todos los activos digitales conocidos antes de su creación, no depende de una persona, una institución o un país. Es “simplemente” un protocolo que corre en muchas computadoras en el mundo, donde se logra mantener la integridad de la información y, por lo tanto, la integridad de los balances y transacciones, gracias a un mecanismo técnicamente revolucionario.

Si bien ser un protocolo descentralizado impone grandes restricciones a Bitcoin (como por ejemplo ofrecer una baja capacidad de transacciones por segundo), esto consigue una característica nunca antes conocida en el mundo digital: las propiedades de Bitcoin no son modificables sin el consenso de una mayoría de actores en diferentes partes del ecosistema (mineros, exchanges como surbtc.com, aplicaciones y usuarios) quienes además tienen incentivos económicos para seguir las reglas ya definidas.

Ya que no hay una entidad que pueda modificar arbitrariamente las reglas del protocolo, la cantidad de Bitcoins en circulación y su tasa de emisión no pueden ser modificadas por persona o institución alguna, resultando en el primer activo digital escaso. Esto implica que Bitcoin puede ser efectivamente utilizado como dinero en tanto representa los recursos escasos del planeta frente a las necesidades de todos sus habitantes.

Sin embargo, a diferencia de todas las representaciones de dinero conocidas por la humanidad, esta vez el dinero “vive” en un medio digital, lo que le otorga propiedades inéditas como permitir almacenar riqueza de manera gratuita y poder ser enviado a cualquier parte del planeta en unos pocos minutos. Todo esto sin la necesidad de ningún intermediario.

Si la distribución física de las monedas definía el alcance de una economía o imperio, Bitcoin representa la primera economía de escala mundial que sucede en tiempo cuasi real.

Un sistema monetario con emisión de dinero perfectamente conocida

Dentro del protocolo Bitcoin se incluye un sistema de emisión de dinero basado en un algoritmo que es público y que, por las razones anteriormente expuestas, no puede ser modificado de manera arbitraria por ningún participante de la red.

En la actualidad (octubre 2017) el algoritmo de emisión de dinero crea 12.5 Bitcoins cada 10 minutos, recompensa que se entrega a los mineros que aportan seguridad a la red. Interesantemente, y como el creador de Bitcoin quiso modelar la emisión de Bitcoin similar a la extracción de un metal precioso con retornos decrecientes en el tiempo, la recompensa va disminuyendo: cada 4 años la cantidad de Bitcoins que se entregan a los mineros se reduce a la mitad. Esto se traduce en que la cantidad máxima de Bitcoins que pueden existir es de 21 millones, cantidad a la que se llegará el año 2140.

Lo relevante, más que preguntarse por qué se eligieron esas cantidades, es que a diferencia de todos los sistemas monetarios actuales (en los cuales la tasa de emisión de dinero a futuro es desconocida), en Bitcoin la tasa de emisión de dinero hoy y a futuro es conocida con gran exactitud, y, por lo tanto, podemos saber de antemano la cantidad circulante de dinero en cualquier momento e internalizar este hecho en el precio.

Una prueba de esto es ver que en los eventos de halving ya ocurridos (nombre que se le da al momento en que se disminuye a la mitad la tasa de emisión de Bitcoins), no ha habido mayores variaciones de precio. Mi hipótesis es que esto es debido a que son eventos cuya fecha es conocida con bastante precisión, y por lo tanto su ocurrencia se internaliza de antemano en el precio. En la economía Bitcoin la incertidumbre inflacionaria no existe.

Un activo y red de pagos, indivisibles entre sí

Bitcoin es simultáneamente dinero y una red de pagos, ambos inseparables entre sí. Esto, que puede parecer una sutileza técnica, tiene repercusiones financieras importantes:

  • No es posible emitir deuda denominada en Bitcoins en la red de pagos Bitcoin.
  • Para almacenar y transferir Bitcoins no se requiere de la intermediación de ningún tipo de institución.

Estas características hacen pensar que instituciones que actualmente poseen el monopolio en el almacenamiento del dinero y en la tenencia y operación de redes de pago, podrían quedar obsoletos en un futuro no tan lejano, obligándolos a reinventar radicalmente sus modelos de negocio o ver su mercado disminuido a una fracción insignificante.

De hecho hace unos días la directora del IMF, Christine Lagarde, comentó que la aparición de las criptomonedas (y la consiguiente eliminación de la necesidad de intermediarios) “…ponen en duda el modelo bancario fraccionario tal y como lo conocemos”. Y, si pensamos en una economía en la que un modelo bancario fraccionario no es posible, cada Bitcoin aparece como una unidad de dinero increíblemente más escasa que el dinero “bancario” tradicional.

Una red abierta, internacional y no censurable

Al ser descentralizada, completamente digital y de código abierto, la red Bitcoin no tiene un punto central de control que pueda tomar decisiones respecto de qué transacciones aprobar o prohibir. De esta manera, en la red Bitcoin no hay transacciones buenas, malas, legales o ilegales; simplemente hay transacciones válidas o inválidas de acuerdo con las reglas del protocolo.

Esta es la verdadera razón por la que tanto piratas informáticos e instituciones como Wikileaks reciben donaciones en Bitcoin, ya que si bien las transacciones son públicas (al contrario de lo que se piensa), nadie puede impedir que efectivamente se realicen, convirtiendo en inútiles pugnas por el control de los sistemas financieros internacionales.

La red de pagos más segura del mundo

Una de las estrategias que utilizan las empresas de software más grandes del mundo para mejorar la seguridad de sus sistemas son los llamados programas de “bug-bounties”: programas de recompensas en dinero a investigadores o hackers que logren romper la seguridad de sus productos y les entreguen información sobre cómo lo hicieron.

Bitcoin, al ser una red completamente pública y abierta, se expone al ataque constante de cualquier hacker u organización interesada en desarmarlo. Lo interesante es que, si consideramos que quien logre romper la seguridad de Bitcoin puede apropiarse de grandes cantidades de dinero (por ejemplo, robando saldos desde las cuentas, o inhabilitando el sistema), entonces Bitcoin es el programa de “bug-bounty” más grande del mundo: hoy hay aproximadamente 70 mil millones de dólares puestos en una red pública disponible las 24 horas del día los 365 días del año para quien logre romper la seguridad.

De más está decir que durante los 8 años de existencia de Bitcoin nadie ha sido capaz de reclamar ese bug-bounty.

Dinero programable

Otra de las gracias de Bitcoin es que realizar una transacción en esta red no es más que publicar un pequeño programa que instruye a la red Bitcoin cómo y a quién transferir dineros entre cuentas. Si bien estas reglas son sencillas y otras redes como Ethereum permiten comportamientos mucho más sofisticados, en Bitcoin es posible establecer reglas que custodien el pago dependiendo de condiciones que actualmente son difíciles de verificar en el sistema financiero tradicional. Por ejemplo: en Bitcoin es posible programar, sin la necesidad que nadie vele por su cumplimiento y ejecución, al menos las siguientes reglas:

  • Congelar dinero para que pueda ser gastado sólo a partir de cierta fecha.
  • Autorizar pagos sólo si una cierta cantidad de entidades lo aprueban, eliminando la necesidad de custodias.

De esta manera es posible establecer transacciones mucho más rápidas y baratas que con los activos tradicionales, donde la existencia de un tercero que arbitre y/o custodie es imprescindible, con los consiguientes aumentos en los costos de transacción y aumento en la incertidumbre asociada a la confianza que se le entrega.

Dinero público

Uno de los errores en que suelen caer economistas y funcionarios gubernamentales al hablar de Bitcoin es catalogarlo como “dinero privado”, refiriéndose a que sería lo opuesto al “dinero público” representado por el dinero controlado por una entidad estatal. Sin embargo, esta visión es incorrecta ya que al no haber institución alguna del que dependa su existencia, Bitcoin es aún más público que el dinero emitido por un estado: su existencia se asemeja más a un bien de dominio público como las matemáticas o el lenguaje.

Esto, que tiene repercusiones financieras interesantes en tanto no hay incertidumbre relacionada con la existencia de una nación, también tiene repercusiones sociales: ya no es necesaria la existencia de una nación o estado para el funcionamiento de una economía. Los libertarios más extremos consideran a Bitcoin como el inicio de la obsolescencia del Estado, no para pasar a una realidad en donde el mundo es controlado por uno sólo, sino en una realidad en la que el mundo no es controlado por ninguna institución.

Dinero poseíble y utilizable por máquinas

Finalmente, una de las perspectivas más futuristas de Bitcoin es que al ser un valor y red de pagos completamente digitales, no es una obligación de la red que quien posea y realice pagos Bitcoins pase por un proceso de verificación de persona: de hecho, ni siquiera se requiere que quien pague sea humano. Así es posible entregar dinero a agentes de software que pueden realizar transacciones en la red de manera autónoma y directa sin depender de la aprobación o soporte de ninguna institución.

Esto entrega posibilidades interesantes, como, por ejemplo: ¿Qué pasaría si mezclamos Uber con Bitcoin y automóviles autónomos? No sólo tendríamos un auto que se conduce sólo, sino que tendríamos a un auto que se posee a sí mismo y que paga por su combustible, mantenciones e incluso permisos de circulación con los Bitcoins que recauda transportando pasajeros. Esto no es ni más ni menos que el nacimiento de la infraestructura pública autosustentable.

Sin duda Bitcoin es un tema interesante y disruptivo, cuyas primeras repercusiones estamos recién empezando a dimensionar. Sólo el tiempo y su precio dirán si estas características son suficientes para cambiar para siempre nuestra relación con el dinero y las instituciones que históricamente lo han manejado.

Fuente
Artículo tomado de La Nota Económica
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