Es posible que quienes hayan estado cerca del mundo del emprendimiento hayan oído la siguiente frase más de una vez: “enamórate del problema”. Es una frase que a primera vista es casi obvia. Pero en realidad, es muy díficil de entender porque, muchas veces, uno está perdidamente enamorado de su propia solución.
El boom de la tecnología aceleró el desarrollo de productos y servicios de forma exponencial. Hemos sido testigos de procesos en los cuales empresas inventan un producto o servicio que literalmente termina cambiando el mundo. Pero también hemos visto que en aún menos tiempo, esos mismos inventos quedan en el olvido.
Para ilustrar esta situación podemos empezar con el Fax. Pasó de ser un invento clave a ser obsoleto y, hasta desconocido para varios Millenials.
Miremos por otro lado las USB. Fueron muy importantes en el ámbito laboral, personal y estudiantil por su capacidad de almacenar información, pero hoy en día, usamos Dropbox o Google Drive. Ya no cargamos con el miedo de literalmente, botar la información.
La búsqueda y compra de tiquetes aéreos también cambió radicalmente en los últimos años, cuando, por primera vez, aparecieron actores que permitían hacer búsquedas en varias páginas web de forma centralizada. Esto forzó a las agencias de viajes a repensar su modelo de negocio B2C.
La mensajería instantánea cambió con la llegada de ICQ y poco tiempo después MSN (quienes fueron “opacados” a su vez por Black Berry y su famoso “Pin”), para después ser re-revolucionada en el lapso de apenas diez años por Facebook Messenger y ahora por Whatsapp.
La llegada de Skype, por su parte, rompió las barreras de la comunicación al democratizar las llamadas internacionales. Hoy, sin embargo (cuándo en la pandemia debió haber sido un boom para Skype), actores como Zoom y Google Meet están dominando el mercado.
Los CD’s y esas magníficas colecciones que muchos hicimos, pasaron de animar nuestros días y acompañar nuestro discman, a estar empolvados en una caja. En primer lugar porque itunes cambió la forma de comprar música, y poco después, Spotify cambió definitivamente el modelo de negocio y de monetización de este sector, impactando así a los consumidores, los productores y los mismos artistas.
Esto mismo ocurrió cuando Uber cambió para siempre la forma como nos relacionamos con el transporte.
Pensemos en Blockbuster, el gigante de la distribución multimedia, que pasó de ser una empresa con más de 9.000 tiendas a nivel mundial, a tener únicamente una tienda hoy en día. Todo debido a la aparición de Netflix, quien entendió que su negocio estaba en el universo del “Streaming”, al que acabó dominando al cabo de unos años, definiéndose a sí misma como una compañía de entretenimiento.
Netflix se posicionó como el titán de la industria, pero, al igual que sucedió con Skype en su momento, llegó la competencia. Disney +, Amazon Prime o HBO entraron también a la puja por el tiempo libre y el ocio de las personas. ¿Sucederá con Netflix lo mismo que sucedió en su momento con Skype?
Si algo es claro de los casos anteriores, es que el cambio es inminente, y que, si se deja de innovar, se pone en juego el trono de hierro que, hoy por hoy, está lleno de pretendientes.
Sin embargo, la intención de este texto no es mirar uno a uno los casos históricos, pues el objetivo es pensar en lo que viene en el futuro. Creo profundamente que la mayoría de casos, en especial el de Blockbuster, muestran a grandes empresas profundamente enamoradas de sus propias soluciones, pero indiferentes a la evolución del problema que pensaban resolver desde un principio. El problema va cambiando y la solución que un día funcionó para resolverlo, se va quedando atrás, mirándose al espejo, contemplando su belleza. Se va quedando estática.
Si afirmamos que el cambio es constante, podemos entonces pensar que las empresas que perduran en el tiempo son aquellas que logran reinventarse y adaptarse analizando constantemente la evolución de su razón de ser: el problema que buscan solucionar.
Esta tendencia a la reinvención permite que, tanto los modelos de negocio, como las propuestas de valor de las empresas cambien constantemente, creando un ambiente y un mind-set de innovación continua. Muchos casos de los mencionados anteriormente, se dieron porque la forma en que las empresas interpretan su propuesta de valor nunca cambió, y cuándo se dieron cuenta que ésta debía evolucionar, ya era demasiado tarde para cambiar de andén. Literalmente, las dejó el bus.
De los casos mencionados anteriormente, hay dos sectores que me apasionan: el streaming y los modelos de suscripción y el transporte urbano. Creo que son un excelente ejemplo de cómo la historia se podría repetir. Miremos los dos casos:
El streaming es uno de los inventos más importantes de la historia para el universo del entretenimiento, pues ha reinventado la forma como las personas consumen música, series, películas y documentales.
Los modelos de suscripción a proveedores de streaming son cada día más comunes, y es muy probable que quien esté leyendo esto, tenga más de una suscripción.
Esto tiene aterrados a los prestadores de TV por cable, pues muchas personas están migrando a los modelos de suscripción, abandonando así la era de la TV “tradicional”. ¿Serán los prestadores de TV por cable el próximo Blockbuster?.
Pensemos en la realidad que afrontan las empresas de telecomunicaciones (Telcos). Si en vez de mirarse al espejo, miran por una ventana, verán a sus consumidores y se darán cuenta del potencial que tienen para conquistar el mundo Fintech y así hacer parte de la muy necesaria revolución de la banca tradicional.
Estas son empresas que centralizan el consumo de servicios de comunicaciones y de conexión a internet, dónde la gente tiene su vida personal y profesional. Además, tienen millones de usuarios. ¡Usuarios que pagan suscripciones mensualmente desde hace años! ¿Qué hace entonces que las Telcos no puedan ser el próximo Netflix del universo de la banca? Muy probablemente, el hecho de sentirse “too big to fail”, como Blockbuster. Las Tecos, al igual que la banca, representan sectores que debes ser un agentes de cambio por el enorme impacto que puede generar en la sociedad. Las Telco conectan a todas las personas a través de una gran infraestructura (que además busca llegar a todas las zonas rurales del país). ¡Esto no es cualquier cosa! Qué lindo proyecto.
El título del presente texto habla sobre “disrupción y modelos agregadores”, porque considero que son el presente y, sobre todo, el futuro de muchas industrias.
Si las industrias de entretenimiento y transporte, por ejemplo, dejan de creer que los consumidores quieren una solución en partícular, sino una solución global, entonces llegará quien sí agregue todas las soluciones y preste un servicio unificado. Ese día, varios se sentirán como se deben haber sentido las agencias de viajes con la aparición de Booking o como Black Berry y su creador, Nokia cuándo llegaron Facebook y Whatsapp.
Si las empresas de Streaming como Netflix, Apple, Amazon, HBO, Disney, Spotify, Apple Music, YouTube y Deezer, entre otras, no dejan de mirar tanto su propia solución, van a olvidarse de lo más importante: el cliente (quien probablemente quiere consumir los servicios y contenidos que todos ofrecen). Hoy en día, el segmento se está desarrollando, por lo que todos están mirando cómo hacer su solución mejor que las demás, en vez de estar mirando cómo entregar una super solución, en la que los consumidores podamos ver todos los contenidos que queramos sin importar su procedencia original. Acá es dónde el contenido original va a jugar un importante rol en la percepción de los clientes de cada una de las marcas.
Mismo ejemplo en el mundo del transporte urbano, pues los actores ofrecen servicios de transporte vehicular como Uber y Didi, o de patinetas tipo scooters o bicicletas, como Lime y Jump. Si ellas dejan de pensar que los consumidores buscamos la patineta o bicicleta más rápida y más potente, y en cambio, la más cercana y la que nos lleve a nuestro lugar de destino, no pasaríamos de una app a otra buscando la misma solución. ¡La problemática es la misma!
Es por eso que creo que los modelos agregadores son el futuro. Mientras todos estamos mirando nuestra propia solución, alguien debería estar mirando cómo agregarlas a todas en un mismo lugar. Este ejemplo podría ser igual en el mundo bancario. Los bancos, en Colombia por ejemplo, no tienen los sistemas abiertos (open banking), por lo que es imposible que alguien se invente una super app bancaria como la mencionada arriba sobre el transporte, pues no puede consumir los servicios de todos los bancos, porque estos tienen sistemas cerrados. Sistemas, que se siguen contentos con lo que ven en el espejo.
Si se crea una solución que permita a los consumidores ver contenido de todos los actores de streaming, haría que los clientes pagaran una sola suscripción (posiblemente más costosa), que reemplazaría tal vez el costo que pagan actualmente por el consumo de TV por cable.
Lo mismo para un app de transporte. Ésta debería permitir al usuario llamar al Uber, el Didi o el Cabify más cercano, y escoger la bicicleta o patineta Jump o Lime más cercana. Esto haría que el mundo de los negocios entrara una era de colaboración. Una era que daría paso a una de las cosas más importantes en el universo de la tecnología: la interconectividad o interoperabilidad entre diferentes sistemas.
Creo firmemente que todos los que estamos tratando de crear soluciones y disrumpir en las industrias tradicionales, debemos pensar ante todo de forma colaborativa. El mundo necesita que dejemos de mirarnos al espejo, y que empecemos a mirar por la ventana. Tal vez esto, cuándo volvamos a mirarnos al espejo, nos haga vernos y sentirnos mejor. Al final del día es el consumidor el que tiene y tendrá la última palabra. Que no se nos olvide eso.
Pedro Gaviria,
Emprendedor y apasionado por el Fintech y los modelos disruptivos.
CEO: Evolution Ideas: ArmaTuVaca & Wenjoy
Fundador: Worko.com.co