En el ámbito de la ciberseguridad hemos sido testigos de cómo la narrativa dominante ha trasladado cada vez más responsabilidades al usuario final. Esta tendencia es preocupante, especialmente en el contexto latinoamericano, donde la educación en seguridad digital aún no está tan avanzada como en otras regiones. Por eso, quiero compartir una reflexión que, más que una crítica, es un llamado a repensar nuestro enfoque.
La Analogía del centro comercial
Cuando visitamos un centro comercial, esperamos un entorno seguro donde podamos caminar tranquilamente, realizar nuestras compras y disfrutar del tiempo libre. Allí no nos preocupamos por la posibilidad de que las tiendas sean fraudulentas, ni de que los pasillos estén llenos de peligros ocultos porque sabemos que la administración es responsable de garantizar nuestra seguridad. Si este centro comercial tuviera problemas constantes de seguridad, los clientes seguramente dejarían de ir y, eventualmente, cerraría sus puertas.
La responsabilidad de los creadores y administradores de plataformas
En el ámbito digital, sin embargo, no aplicamos el mismo principio. Las plataformas tecnológicas, desde redes sociales hasta servicios financieros, que en la analogía serían la administración del centro comercial, a menudo trasladan la responsabilidad de la seguridad al usuario final. Este enfoque es problemático por varias razones:
Un Nuevo Paradigma de Ciberseguridad en Latinoamérica
Lo anterior evidencia que en Latinoamérica es crucial que adoptemos un enfoque más proactivo y responsable hacia la ciberseguridad. En esta línea, las plataformas deben ser construidas con seguridad por diseño, sin depender de la intervención constante del usuario.
Se debe fomentar una cultura de seguridad centrada en él, que sea intuitiva y no una carga adicional. Todo lo anterior, soportado con leyes y regulaciones que protejan y promulguen la identidad y los datos de las personas.
En definitiva, no podemos seguir delegando la responsabilidad de la ciberseguridad al eslabón más débil: el usuario. En su lugar, debemos construir un ecosistema digital seguro y confiable, donde la protección de los datos sea una prioridad desde el diseño hasta la implementación. Al igual que un centro comercial debe garantizar la seguridad de sus visitantes, las plataformas tecnológicas deben hacer lo mismo con sus usuarios. Solo así podremos construir una base sólida de confianza y seguridad que nos beneficie a todos.
Este enfoque no solo es más justo para el usuario final, sino que también es esencial para la sostenibilidad y la confianza en nuestra región. Es hora de asumir nuestras responsabilidades y construir un entorno digital más seguro para todos.