El Global Findex 2025, publicado por el Banco Mundial, ofrece una radiografía exhaustiva de la inclusión financiera global en un momento de rápida digitalización. El informe revela que el acceso a teléfonos móviles e internet ha sido fundamental para expandir la cobertura financiera, especialmente a través de las cuentas de dinero móvil, que hoy impulsan buena parte del crecimiento en regiones como África subsahariana y América Latina.
A nivel global, el 86% de los adultos posee un teléfono móvil, y el 79% tiene una cuenta financiera, ya sea en un banco, una fintech o un proveedor de dinero móvil. En los países de ingresos bajos y medianos, tres de cada cuatro adultos ya cuentan con una cuenta, lo que representa un salto notable frente a años anteriores. En África subsahariana, el 40% de los adultos tiene una cuenta de dinero móvil, mientras que en América Latina y el Caribe esta cifra alcanzó el 37%, con una creciente convergencia entre plataformas móviles y bancos tradicionales.
No obstante, el informe deja claro que las cifras globales ocultan desigualdades profundas. Las mujeres, las personas de bajos ingresos y quienes viven en zonas rurales siguen enfrentando mayores dificultades para acceder y usar servicios financieros. La propiedad de smartphones y el uso de internet aún presentan brechas significativas, por ejemplo, las mujeres tienen 8 puntos porcentuales menos de probabilidad de poseer un móvil, y quienes pertenecen al 40% más pobre tienen hasta 20 puntos porcentuales menos de probabilidad de usar internet.
El uso de servicios financieros digitales también ha crecido rápidamente. En 2024, el 61% de los adultos en economías en desarrollo realizó al menos un pago digital, y el 40% ahorró formalmente, muchas veces a través de cuentas móviles. En regiones como África y América Latina, el dinero móvil se ha consolidado como un vehículo de ahorro cotidiano, permitiendo depósitos pequeños, frecuentes y accesibles. Sin embargo, el acceso al crédito formal sigue siendo limitado: apenas el 24% de los adultos tomó un préstamo formal, mientras que el 31% recurrió a fuentes informales como familiares o amigos. Esto subraya la necesidad de expandir modelos responsables de crédito basados en flujos digitales.
El Findex también pone sobre la mesa un desafío creciente: los riesgos digitales. Solo el 60% de los propietarios de teléfonos móviles en países en desarrollo usan contraseñas para proteger sus dispositivos, y una de cada cinco personas ha estado expuesta a intentos de estafa. La confianza en el sistema, la transparencia de tarifas y la educación financiera son ahora elementos tan importantes como el acceso mismo.
Finalmente, el informe identifica oportunidades claras. Por ejemplo, unos 80 millones de personas en África ya tienen las condiciones necesarias (documento de identidad, móvil y SIM registrada a su nombre) para abrir una cuenta digital, pero aún no lo han hecho. Además, la digitalización de pagos de salarios y transferencias gubernamentales puede seguir siendo una puerta de entrada poderosa, siempre que esté respaldada por sistemas interoperables, reglas claras y mecanismos de protección al consumidor.En síntesis, el Global Findex 2025 no solo celebra los avances, sino que plantea un llamado urgente. El futuro de la inclusión financiera dependerá de nuestra capacidad de cerrar las brechas que aún persisten, conectar tecnología con confianza, y diseñar productos que respondan a las verdaderas necesidades de las personas. La meta no es solo que todos tengan una cuenta, sino que puedan usarla con seguridad, dignidad y propósito.
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