A medida que América Latina digitaliza el recaudo de tarifas, las mejores prácticas convergen hacia modelos abiertos y basados en cuentas. En la región, los operadores de transporte público están migrando de tarjetas cerradas a modelos abiertos, basados en cuentas y sin contacto, que combinan tarjetas bancarias y billeteras digitales con los medios tradicionales. El reciente informe de la UITP destaca el sólido desempeño multimodal de Medellín, mientras que países vecinos avanzan en la misma línea: Quito (Ecuador) combina metro y BRT en un esquema abierto, y Guayaquil está migrando hacia pagos abiertos con tecnología EMV, señales claras de un giro regional hacia la interoperabilidad y la libertad de elección del usuario.
Bogotá se suma ahora a este camino. La ciudad formalizó el proceso con el Decreto Distrital 338 de 2025, que encarga al Distrito diseñar, implementar, operar y mantener un sistema interoperable de recaudo de Nivel 4. Según el portal de movilidad, el SIR funcionará como la capa central de integración entre TransMilenio, la futura Línea 1 del Metro y otros modos de transporte. Por primera vez, Bogotá contará con una plataforma unificada de pagos que permitirá a cada modo compartir la misma infraestructura de recaudo, mientras los usuarios podrán validar su ingreso con el método de pago de su preferencia.
Santiago Molina, Managing Director de O-City para la región, filial de BPC señala que ”La tendencia es clara. Las ciudades que adoptan sistemas abiertos marcan un hito: la interoperabilidad alinea a operadores, bancos y billeteras, y ofrece a los usuarios una verdadera elección de cómo desplazarse. Para Bogotá y Colombia en general, esta regulación representa un paso decisivo en definir cómo se mueven las ciudades, cómo pagamos en ellas y qué tan accesible y sostenible será el transporte público.”
Un modelo de estándar internacional
La regulación establece un esquema de integración tarifaria de Nivel 4, lo que significa que diferentes operadores podrán interoperar a través de un Sistema Central de Compensación. Esto asegura que, sin importar el operador o el método de pago, la información fluya de manera segura y las tarifas se apliquen correctamente.
Además, el SIR adopta buenas prácticas internacionales que han demostrado ser efectivas en ciudades como Londres, Sídney y Singapur, donde los pagos abiertos han reducido barreras de acceso, simplificado la operación y permitido un mejor aprovechamiento de la infraestructura de transporte.
Bajo este modelo, los pasajeros podrán pagar directamente con tarjeta de crédito, débito o billetera digital, eliminando la necesidad de recargas físicas y facilitando el acceso a turistas y visitantes. Para las autoridades, el sistema supone mayor transparencia en el recaudo, trazabilidad en las transacciones y la posibilidad de integrar futuros modos o servicios de movilidad como bicicletas y taxis.
Beneficios para la ciudad y sus habitantes
La decisión de adoptar un sistema de pago abierto responde a varios objetivos estratégicos:
- Inclusión financiera: al aceptar métodos bancarios y digitales, fomenta la formalización e integra a quienes ya usan estos medios en su vida diaria.
- Experiencia de usuario: menos filas y fricciones al recargar, con acceso rápido y sin contacto.
- Diversificación de pagos: libertad de elegir cómo pagar, sin depender de un único medio.
- Eficiencia y gobernanza: mayor control sobre los flujos de pago, integración tecnológica y capacidad de expandir el sistema a nuevos operadores.
Según la Secretaría Distrital de Movilidad, este avance fortalecerá también la autonomía de la ciudad en la gestión de la movilidad y permitirá una mejor planificación de tarifas y subsidios.
Santiago Molina, quien lideró desde O-City la implementación de sistemas de pago abierto en Quito y Guayaquil, enfatiza que la clave de un sistema moderno de recaudo es la interoperabilidad tecnológica, que permita a operadores, bancos y proveedores de pago conectarse bajo estándares comunes.
Explica que estas soluciones no deben limitarse a un único medio de pago, sino ofrecer a cada operador su propio sistema de recaudo y a los ciudadanos la posibilidad de elegir entre billeteras digitales, tarjetas débito o crédito, códigos QR, tarjetas de transporte u otros instrumentos. En su visión, el éxito de un sistema integrado —como el SIR— depende de contar con un socio tecnológico capaz de gestionar múltiples métodos de pago y articular a todos los actores de la cadena.
Para Molina, los sistemas abiertos representan un paso natural en la modernización, al permitir que un mismo método de pago sea aceptado en distintos servicios, operadores y ciudades, evitando la fragmentación de las soluciones cerradas. Añade que la experiencia de O-City, tanto en Ecuador como en otros proyectos globales, demuestra que con la infraestructura y la experiencia adecuadas es posible ofrecer una experiencia unificada y eficiente, sentando las bases para expandir este modelo a otros sistemas de transporte urbano.
“Cuando una ciudad decide modernizar su sistema de transporte, el camino más seguro es aprender de experiencias que ya han demostrado ser exitosas en diferentes contextos y escalas”, concluye.
Próximos pasos
La Secretaría de Movilidad anunció que se realizarán sesiones de profundización técnica con empresas interesadas, con el fin de avanzar en la implementación del sistema central, la integración de medios de pago y la estandarización de procesos.
El objetivo es que Bogotá cuente con una infraestructura de recaudo moderna, segura y flexible, capaz de adaptarse a la evolución tecnológica y a las necesidades de movilidad de la ciudad.
La regulación del SIR no solo transformará la manera en que los ciudadanos pagan su transporte, sino que también posicionará a Bogotá como una ciudad comprometida con la movilidad inteligente, la inclusión financiera y la sostenibilidad. Con este paso, la capital colombiana se suma a la tendencia global de ciudades que integran soluciones de pago abierto, fomentando la competencia y mejorando el servicio para todos los usuarios
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