El documento Stablecoin-related yields: some regulatory approaches del Banco de Pagos Internacionales (BIS) examina el surgimiento y rápida expansión de productos financieros que permiten obtener rendimientos por mantener stablecoins, especialmente aquellas diseñadas para pagos y respaldadas por activos seguros. Si bien estos instrumentos nacieron para facilitar transacciones y preservar el valor económico, intermediarios cripto han desarrollado mecanismos para convertirlos en vehículos generadores de retorno, habilitando prácticas como préstamos con stablecoins, provisión de liquidez para estrategias de arbitraje y acceso simplificado a protocolos DeFi. Este fenómeno está atrayendo a usuarios que buscan alternativas a los depósitos tradicionales, aprovechando tasas más altas y procesos menos regulados.
La expansión de estas ofertas está difuminando la frontera entre medio de pago e instrumento de inversión, abriendo interrogantes sobre el nivel de supervisión adecuado y los mecanismos de protección necesarios para los usuarios. Las plataformas que intermedian estos productos no ofrecen seguros de depósito, ni están sujetas a las mismas reglas de solvencia, revelación y gestión de riesgos que las instituciones financieras reguladas. Según la entidad, esto expone a los usuarios a riesgos operativos, contractuales y de contraparte. A nivel macro, la competencia por recursos líquidos podría tensionar la estructura de fondeo bancario y generar vulnerabilidades en episodios de volatilidad cripto o estrés financiero.
El análisis realizado por el BIS compara la respuesta regulatoria en cuatro jurisdicciones y evidencia enfoques divergentes:
- Por un lado, la Unión Europea y Hong Kong han optado por prohibir que intermediarios ofrezcan rendimientos sobre stablecoins de pago.
- Por otro lado, Singapur permite estos productos solo para inversionistas sofisticados bajo condiciones estrictas.
- Finalmente, Estados Unidos, aunque ya impide a los emisores pagar intereses, aún está afinando el marco para intermediarios a la espera de regulación secundaria.
La trayectoria regulatoria apunta hacia una supervisión más activa, impulsada por preocupaciones de estabilidad financiera, protección al consumidor y posibles efectos de desintermediación bancaria.
El informe concluye que una regulación efectiva debe cubrir no solo a los emisores, sino también a los intermediarios que estructuran y distribuyen productos con stablecoins. Entre las prioridades regulatorias concebidas por la institución, se destacan las siguientes:
- Limitar el acceso minorista cuando sea necesario.
- Fortalecer los requisitos prudenciales.
- Asegurar la transparencia sobre los mecanismos de generación de rendimientos.
- Gestionar los conflictos de interés en plataformas multifuncionales.
- Promover la cooperación internacional.
El objetivo final de estas recomendaciones es permitir que las stablecoins evolucionen con seguridad e integridad dentro del sistema financiero, impulsando innovación sin amplificar riesgos sistémicos ni comprometer la confianza del público.
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